Dos amigas octogenarias terminan enfrentadas en un juicio como consecuencia de una serie de secretos y malos entendidos. Una es una artista que dejó de pintar luego de descubrir el negro más negro de todos (el Vantablack); la otra es una mujer apocada, que siempre fue, por una mezcla de amor y conveniencia, su sombra.
Una noche, durante una reunión de amigas y en una suerte de búsqueda existencial, la artista mete hongos alucinógenos en la comida. Todas terminan delirando, menos “la sombra”. Ahí empieza esta historia que se mece entre la culpa, la redención y la reconciliación como tres dimensiones de un mismo sentir, o de un sentir compartido. En el medio, una médica joven cumple un rol de salvadora pero a la única que intenta salvar es a ella misma.
¿Hasta qué punto una alucinación puede influir en la percepción y el rumbo de una vida?